Eric tenía una mala
racha con las mujeres… o mejor dicho no tenía ningún tipo de
racha desde hacía mucho tiempo. No era un muchacho feo, era
brillante en los estudios y bastante simpático, pero cuando tenía
una chica delante que realmente le gustaba, simplemente se bloqueaba.
Unos meses atrás había quedado prendado de una compañera de
carrera, pero después de armarse de valor (en un período record de
cuatro semanas, setenta clases en común y tres espantosos amagos de
conversación en la cafetería) ella lo había rechazado de manera
educada, realmente se había comportado muy bien con él, lo cuál
era un maldito asco, ya que ni siquiera podía odiarla para poder
sobrellevarlo y culparle de su estado anímico actual.
Hacía
bastante que no salía con sus únicos amigos: Marcus y Vincent. Estos tenían sus parejas y carreras, de modo que la mayoría
del tiempo que pasaban juntos era jugando online. Llevaba ya varios meses
pasando su tiempo libre sentado delante de su ordenador, con
las persianas bajadas y un recopilatorio de música heavy sonando al
borde de hacer ladrar a todos los perros del vecindario. Sentía que estaba viviendo en una especie de limbo en la que los
días pasaban siempre igual, oyendo música y matando orcos y
demonios desde la pantalla de su ordenador, y lo peor era que el curso ya había terminado y se le planteaban unos meses con la misma rutina.
— Eric tío, tienes que
salir por ahí, no puedes quedarte en casa todo el fin de semana, no puedes empezar así el verano. —Le
comentó Marcus a través del teléfono móvil — Yo voy a ir con
Lauren de camping con sus amigos, puedes venirte si quieres.
— Paso de verdad,
Lauren es muy buena chica pero sus amigos son idiotas, además
seguramente va a ser una convención de parejas.
— Tío siempre con el
mismo tema, ¿por que no usas una de esas Web de contactos? Mi
hermano usa una y le va muy bien.
— Tu hermano es
deportista desde los cinco años y prácticamente modelo profesional,
a mí con suerte me entrará un virus.
— Mi hermano es un
idiota que las espanta a todas en la primera cita o no las llama
después de la primera noche, tú eres mucho mejor que él. Mira te
pasaré el enlace de la Web y tu haz lo que quieras ¿vale?
Pasó un par de días
sin pensar en el consejo de su amigo, entretenido tratando de llevar a su mago a nivel cien, pero los domingos son
aburridos hasta cuando vives en el más aburrido de los
infiernos.
Tardó casi tres horas en rellenar su perfil y casi desistió cuando tuvo que rellenar sus puntos fuertes. Desde luego él mismo admitía que poner como hobbie: “pasar el fin de
semana a solas jugando al Demon Dungeon con mi Mago Alto elfo en
calzoncillos oyendo System of a Down” no era la mejor carta de
presentación de la Historia pero mentir no era algo que fuera con él.
Otra batalla épica fue
elegir una buena foto. Revisó todas las carpetas de su ordenador
hasta que encontró una imagen suya en una fiesta varios años atrás.
Lo habían pillado despistado y gracias a eso no aparecía con su
habitual pose de “conejo cuando le dan las luces de un coche en la
autopista”, aparecía alegre y relajado, casi… guapo. Le había
costado trescientos veinte intentos pero estaba bastante orgulloso de su foto.
Pasó los siguientes días mirando
perfiles de chicas, algunas de ellas eran muy atractivas y ni
intentaba hablarles ya que las veía fuera de su liga. Otras eran
bastante de su estilo físicamente pero no le convencían por lo que
decían de ellas mismas. En otras ocasiones era por la mirada, o por
la sonrisa. No le gustaban aquellas que se daban aires de superioridad,
pero aquellas que parecían demasiado amistosas le daban mala espina.
En el fondo eran todo excusas, trampas que se hacía a sí mismo sin
ser consciente siquiera de ello. Entonces vio a alguien que hizo
saltar todas sus defensas: era guapa, pero sencilla, parecía
simpática sin pasarse de efusiva, e incluso compartían aficiones.
Aquella chica bajita y
de ojos castaños, con el pelo corto y moreno,que aparecía charlando con una amiga, sentada en una mesa con
una falda a cuadros roja y una camisa blanca, con una mirada
inteligente y alegre, simplemente era perfecta. Al parecer, al igual que él lo había pasado mal con el amor
recientemente y estaba en aquella página por despejarse y tratar de
conocer gente, algo que le recordaba a él mismo. Visitó
su perfil varias veces antes de decidirse ha hablarle, y cuando por
fin lo hizo, sólo fue capaz de decirle una escueta frase:
— Hola Seri24, he visto
tu perfil y me ha gustado mucho, me encantaría charlar contigo.
Esperó con el ordenador
encendido durante horas, pero Seri24 no se conectó aquel día, así
que Eric se fue a la cama pensando en que seguramente no le
contestaría, que aquella frase de presentación era una mierda y
sobre todo, que una chica como ella no se fijaría en alguien como él.
Al despertarse por la
mañana, encendió su ordenador lo primero, tal como siempre hacía,
y su corazón dio un vuelco al ver que tenía un mensaje de la chica.
Al abrirlo no pudo evitar su sorpresa:
— ¿Qué es esto? ¿Una
broma? ¡Vete a la mierda!
Eric miraba la pantalla
sin salir de su asombro, y aunque su primer impulso fue contestar con
rabia, se lo pensó mejor.
—Perdona pero ¿He
hecho algo? No creo que sea normal que me hables así
La contestación tardó
apenas unos minutos en llegar.
— ¿Por qué me haces
esto? ¿Te divierte hacerme a sufrir? ¡Que te den, jodido loco!
— No te entiendo de
verdad, ¿le haces esto a todos? —Respondió de nuevo Eric, aunque
sabía que debería pasar de aquella chalada.
“Vaya con las páginas
de contactos, desde luego mi gafe me persigue por todos lados” —
Pensó al borde de las lágrimas. “Esta tía, ¿quién se cree para
tratarme así?”
A media tarde apareció
de nuevo un mensaje, que esta vez realmente le enfadó.
— Mira tío no se quién
eres ni lo que quieres, pero déjame en paz, ni siquiera sé bien porqué estoy aún en esta
página, pero tenía que contestarte, esto que me haces es horrible.
— Sabes lo que te digo,
que no te voy a dar el gusto. — respondió furioso.
— ¡Hola guapa! ¡Que
tengas buen día!
…
— Buenos días, ¿Que
planes tienes para hoy?
…
— Siento hablarte tan
tarde hoy, pero anoche me acosté casi de madrugada, ¿Qué tal estás?
Cada día Seri24 se
conectaba y leía los mensajes, Eric lo sabía porque al lado de sus
saludos aparecían unas señales azules. Pero ella jamás le
contestaba.
Una semana después una
chica ojerosa y destrozada entró en la comisaría:
— Hola, quería hacer
una denuncia, hay un chico que me acosa por Internet.
— Vaya, eso es
extremadamente grave, dígame, ¿Qué le dice?
— En realidad es
siempre muy amable, nunca me ha dicho nada malo. Me habla a través de una página de contactos, quiero borrarla pero... simplemente no puedo.
—Entonces ¿por qué
dice que la acosa? Si el chico no le gusta ignórelo o
bloquéelo, seguramente esa página dispone de esa opción.
— ¡No puedo hacerlo!
—Exclamó ella entre lágrimas
— No la entiendo
señorita, por supuesto tramitaremos la denuncia pero no creo que
esto tenga mucho sentido.
— Usted no lo entiende…
no me va a creer.
— Inténtelo.
— Ese cabrón que me
habla… ¡lo hace desde el perfil de mi novio! ¡Incluso imita su
forma de expresarse!
— Bueno, ¿no estará
tratando de hacerle una broma?
— ¡Eric está muerto!,
¡murió en un accidente hace un año, justo después de nuestro
segundo aniversario!
En el otro lado de la
ciudad, alguien atrapado en el purgatorio solitario de su habitación
conectaba su ordenador y escribía:
—Hola preciosa, ¿te
apetece ir al cine esta noche?